lunes, 2 de septiembre de 2013

Carta del Consejo Directivo de la I. E. Escuela Normal al Secr. de Educación del departamento

Jericó, septiembre 2 de 2013




Doctor
FELIPE GIL BARRERA
Secretario de Educación de Antioquia
Centro Administrativo La Alpujarra
Medellín




Atento saludo:


Hoy hace 22 meses nuestros hijos y acudidos dejaron el viejo edificio de la Escuela Normal Superior de Jericó. Salieron con la seguridad de un regreso temprano. Se llevaron consigo la ilusión de que ese desarraigo temporal lo sería por el escaso tiempo que permanecieran en sus vacaciones de fin de año.

El tiempo pasó tan rápido que cuando regresaron de la mano de sus ilusiones se encontraron con que lo que no estaba tan malo había quedado peor y lo menos bueno irrecuperable. La vetusta y centenaria casona había quedado convertida en el más indigno de los monumentos a la desidia y la corrupción de nuestra clase política colombiana, escondida esta vez en la fachada de una empresa constructora que por su nombre no despertaba confianza ninguna: OMEGA pero que había sido seleccionada sin el rigor juicioso de las indagaciones y los requerimientos. Le bastó con ser una “empoderada” más en un país en el que el músculo financiero de una empresa se fortalece con la vara mágica de las recomendaciones.

Vendrían entonces las quejas, lamentaciones, reclamos y sindicaciones, de muchos y de casi todos.  En público y en privado, en las calles y en las oficinas. El descontento fue tomando forma y de la mano de las directivas de la Escuela Normal, sus profesores y estudiantes, La administración municipal (Alcalde y Secretario de Educación) y la comunidad educativa toda se dieron a la tarea de denunciar el despojo.

Y no solo a denunciarlo. Ante lo inevitable (que era el rechazo de la administración municipal a recibir la  obra ) se procedió a buscar la solución más rápida. Una opción “creativa” e “innovadora” que permitiera saltar las talanqueras legales y las trapisondas jurídicas para evitara que la situación de nuestra Normal terminara congelada en el tiempo y se eternizara, justo como ahora.

Por acá pasaron los mejores ciudadanos del departamento invitados más por la solidaridad que por los oportunismos. Lo hicieron con generosidad y con un innegable despliegue de responsabilidad y buena voluntad. Siempre salieron confundidos, desconcertados e indignados. Algunos hasta se comprometieron a ayudarnos haciendo gestión ante el gobierno central, siempre pensando que como víctimas merecíamos mejor trato que los victimarios. Y pudiéramos decir que nos cumplieron porque no faltaron con sus misivas, memoriales y solicitudes denunciando lo sucedido y reclamando una intervención inmediata. El presidente Santos puede dar fe de nuestras apreciaciones porque con lo de las vías y la construcción del Santuario de la Madre Laura se le endosó también la intervención rápida de la Institución formadora de formadores.

Nos consta, como Consejo Directivo, que desde la administración de la institución y las fuerzas vivas del municipio se siguieron los conductos regulares y agotaron los recursos para que las autoridades departamentales y  nacionales se enteraran de los pormenores de lo que sucedió en Jericó con su Normal.

A los reiterados comunicados le siguió una visita a su dependencia, de la que el señor Alcalde, el Secretario de Educación y el rector salieron muy esperanzados. Encontraron en sus propuestas la claridad que siempre se espera de quien tiene bajo su responsabilidad el complejo manejo de la educación en el departamento: Ud asumió el compromiso de enviar una visita multidisciplinaria que incluía Contraloría, Infraestructura Educativa. Asesor Jurídico, ingenieros y arquitectos, que permitiese levantar un informe con peso suficiente para proteger una posible intervención municipal y departamental sin que se afecten jurídicamente decisiones posteriores.

Desde ese encuentro con usted han pasado ya tres semanas y no se ve la luz que esperábamos, el amanecer que soñábamos. La penumbra de la incertidumbre sigue signando nuestro día a día, mientras intentamos respondernos por qué razón no logramos concitar el interés y la preocupación de la administración departamental si los afectados vivimos también bajo este hermoso cielo de Antioquia la más Educada.

Doctor Felipe: Somos un municipio de reconocida tradición cultural. Recibimos de nuestros mayores la enseña superior de la decencia. Que en tiempos presentes es como un lastre porque no pocos nos tratan con desdén y particular discriminación. Pareciera que nuestras dificultades y padecimientos fuesen inferiores a las del común de nuestros conciudadanos y no merecieran la consideración debida.

Difícil aceptar que se nos están acabando las esperanzas; reconocer que no encontramos interlocutores serenos y objetivos que miren con nosotros el problema y nos ayuden a trazar las soluciones. Que deben existir porque dificultades mayores se han superado a pesar de las incontables limitaciones presupuestales. Pero no hemos perdido la fe y aún nos quedan algunas reservas de confianza. Aferrados a ellas queremos tocar una vez más a su puerta para solicitarle, respetuosamente, atienda estos reiterados llamados nuestros, que son los de nuestros coterráneos, en demanda de una solución definitiva.

Con voluntad, generosidad y responsabilidad podremos anticiparnos a lo inevitable: entregarle a una “empresa” que asaltó nuestra buena fe la totalidad de los dineros que reclama y que celosamente hoy se guardan en el IDEA, con las indexaciones que establezca la justicia colombiana. 



De Usted, respetuosamente: